martes, 14 de septiembre de 2010

ESTUDIAS O TRABAJAS????

Atrás ha quedado la frase que ha hecho posible millones de historias de amor, deslices y amistades en éste país:¿ Estudias o trabajas?. Desde hoy, avivar el seso es lo que se impone en la árdua tarea de romper el hielo e iniciar una conversación que llegue a buen puerto. Por que ése estudias o trabajas ha muerto Y es que el socialismo es así: ni estudias ni trabajas.

Los últimos datos del informe de la OCDE para España, en lo que a la juventud se refieren son escalofriantes, más de 19,4% de los jóvenes entre 20 y 24 años en España está en paro y no estudia, son los denominados ni-ni, a los que hay que añadir más de un 45% de tasa de desempleo en Baleares. En una década hemos pasado de los jóvenes aunque sobradamente preparados JASP, a los Ni-Ni. En un suspiro la generación que nació en democracia y comenzó a caminar, en libertad, de la mano de la Constitución ha visto truncadas miles de esperanzas y anhelos. España lidera la tasa de desempleo juvenil, doblándola, de la Unión Europea.

De forma paralela, el informe constata que el esfuerzo que los jóvenes titulados superiores españoles deben realizar para encontrar un empleo en el rango de sus estudios es justo el doble de la media de la Unión. Al parecer, trabajan por debajo de sus posibilidades. Éste es el triste escenario que nos deja el periodo 2000-2008.

La educación se ha infravalorado, se ha despreciado el mérito y el esfuerzo de los mejores, para la adecuada progresión del joven, con el capital de sus conocimientos como herramienta que le convierten en individuo libre e independiente. No se ha tenido el valor de encauzar un problema, simplemente se ha subsidiado. Es un ejemplo vivo de socialismo, nunca se había dispuesto de un presupuesto tan cuantioso y jamás se había despilfarrado mejor.

Es necesario premiar el talento, aupar a los emprendedores, motivar a los que desfallecen y restituir el mérito del trabajo, de la emancipación, la independencia como sustento de un proyecto vital inherente a cada persona. Debemos ser capaces de posibilitar aquel sueño que haga que cada joven pueda progresar sin más limitaciones que las que le ha impuesto su talento.

Nos rebelamos a ver a miles de jóvenes excluidos, sentados al borde del camino de su historia. Y es que nadie en estos años ha llamado a los jóvenes para un propósito ejemplar, ni los ha convocado para nada. Y si ninguno lo ha hecho, es lícito que alguien lo haga. Yo propongo que desde hoy lo hagamos nosotros, los que no se resignan, inasequibles al desaliento.



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