martes, 29 de septiembre de 2009

EL DIA DESPUÉS

El día después, aquel páramo imaginario que todos señalamos como justificando nuestro camino, el lugar en que descansan nuestras esperanzas y anhelos, el futuro, en suma.

La política está llena de lugares comunes en busca del paraíso perdido. Primero, fueron las ideologías del dirigismo social las que marcaban la pauta a miles de “obreros” errantes que buscaban su propio sentido, tal era el sentido y orden soviético que buscaba un día que no llegó jamás. Igualmente lo hicieron los fascios a mitad de siglo pasado, el ideal de hombre y de raza prevalecía romántico, hasta que chocaba con la realidad del propio sentido para acabar fagocitado por todos los órdenes civiles en connivencia con los verdugos.

Hoy, asistimos a un páramo inexorable de relatividades. En conexión real, ya se dispensa la píldora del día después. Se nos hecha encima la metáfora.

Precisamente, amén de justificar las decisiones en la experiencia del pasado, toda dirección estratégica, acaso precisaría de un sentido, un destino que desbroce la senda en la que la sociedad se imbrica, es la legitimidad de sentirse el poder respaldado por asentimiento de ése viaje el que hace posible la paz social. Nadie en su sano juicio subiría a un tren con destino al infierno.

Si se me permite hablar como observador de España, como joven comprometido con los avatares de mi país, consciente que el futuro que gobiernan los mandatarios hoy, lo viviremos los de mi generación, y nuestros hijos. Así ha sido siempre, y al mandato no escrito que hace pensar en la próxima generación se le llama responsabilidad. Con una previsión de cinco millones de parados, de los peores sistemas educativos de Europa, una Administración sobredimensionada, una sociedad civil subsidiada, subidas de impuestos, déficit que hipoteca la capacidad de sobreponerse a nuestro sistema .…cuál es el día después??.

A estas alturas, debería haberse universalizado una píldora como antídoto a la nefasta experiencia socialista con Zapatero en España, una píldora como medicina de esperanza para más de un millón de jóvenes en paro. Nadie puede ofrecer horizontes ante semejante panorama. Es la sentencia de un Presidente abocado a la decepción que ofrece morir a los que vivirán el día después. Triste metáfora que debe padecer la juventud más preparada de la historia de España.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

YA SUENAN LOS CLARINES

En la historia de la humanidad los cambios se han producido alrededor de una serie de circunstancias catalizadoras. Pensemos en la Revolución Francesa, la unificación de los E.U.A, la caída del muro de Berlín, la muerte de Franco. Es evidente que no podemos considerar únicamente éstos hitos para explicar lo que aconteció después, empero, han sido proclamados como puntos de partida de importantes cambios para el futuro.

Para la generación del Baby Boom la caída del muro de Berlín fue sin duda el fin de un ciclo de influencia soviética que hizo posible la efectiva emancipación de la Europa socialista que acabaría en la destrucción de la URSS. Sin duda para los españoles, el fin de la Dictadura que se inició en el 39 y terminó con la proclamación de la Constitución supuso un cambio de régimen hacia las libertades ponderadas de un sistema democrático.

Aquellos que nacimos con la Constitución española hemos tenido en el 11-S nuestro cisma particular. Desde aquella fatídica fecha y la del 11.M de Madrid, la concepción de la seguridad y la libertad como conceptos globales e interrelacionados ya no es un hecho discutido.

Pues bien, circunscribiendo nuestro ámbito de actuación a las Islas Baleares y al Partido Popular ha querido la historia que fuera un 11-S el día señalado para el cambio. La Presidenta del PP-IB dimitió de su cargo tras veinte años de liderazgo político, y lo hizo serena y huérfana, como lo son las derrotas. Estarás ha liderado el principal partido de Baleares en una situación política difícil, que ha hecho que toda iniciativa política quedara sometida al limbo en pro de la actualidad personalista y jurisdiccional de la coyuntura. El tiempo y la perspectiva que ofrece, nos permitirá valorar los gestos y renuncias que la avalancha del tiempo y la inmediatez decisoria hacen hoy imposible entrever.

El Comité Ejecutivo y la Junta Directiva del PP-IB propuso a J. R. Bauzá como nuevo Presidente del Partido Popular de Baleares. Se ha iniciado un cambio inexorable, sin duda. El PP de Baleares ya tiene su 11-S particular. A partir de ahora, sólo tiene obligación de ofrecer un proyecto político sólido, que sea capaz de llegar hasta la complejidad de lo real, ofreciendo soluciones concretas a los muchos desafíos en los que se encuentra Baleares. Tras la hegemonía de la desnaturalización política que está suponiendo el Hexapartito de las izquierdas, no cabe más receta que la amplitud de miras. Los dogmatismos y las ideologías cerradas no nos ofrecerán el camino, lo hallaremos sólo si somos capaces de aunar voluntades en un proyecto integrador. No me refiero a un proyecto blando, ni tan siquiera poco definido, sino todo lo contrario. El Partido Popular de IB tiene la obligación de presentar una alternativa real en las próximas elecciones.

Ya suenan los clarines, que diría JFK, y las antorchas permanecen encendidas. Si la generación de nuestros padres tuvo la responsabilidad de luchar por la libertad, para construir una España moderna, la nuestra tiene el destino inexorable de construir la España contemporánea. Frente a nosotros se vislumbra un camino o una senda, será nuestra responsabilidad elegir un lugar erigido con nuestras propias manos, y esfuerzo en que habitar el resto de nuestras vidas, liderar el presente para construir el futuro.

jueves, 10 de septiembre de 2009

IDEAS

En éstos tiempos de abulia que vivimos se echa de menos una incesante actividad alegre. Y es que es menester tener algo en que ocupar la razón, el que no tenga pasión, en beneficio de los objetivos que uno, día tras día, se marca. Se trata del camino, aquella imperceptible línea imaginaria que junta dos puntos distantes entre sí, es un camino que conocemos e intentamos prever para, después, andarlo mejor. Empero, son sendas las que nos encontramos. La percepción generalizada de la crisis moral, protagonizada en torno a un “algodonismo” radical hace que el “no hacer nada” sea elevado al rango de ocupación, cuanto menos, parcial, alambicados en un relativismo que a las primeras de cambio se nos vuelve en contra.
No son ya aquellos Orteguianos dibujadores de atractivos y animados horizontes los que lideran las sociedades. Habitamos cual reflejo de aquellos que nos gobiernan y, si Platón pedía que gobernaran los filósofos, no es que queramos ser menos pero, senos permitirá, acaso, alentar que no lo hagan los más incapaces. Es el tedio constante, la falta de ideas y claridad de un destino alcanzable. El resultado de años de estado de bienestar, construidos en España a pico y pala, ha traído como resultado, finalmente, una crisis brutal. Las culpas vendrán, como siempre, de ambos frentes, izquierda o derecha pero, las soluciones no pueden pasar por tan miope y par distinción de una realidad más compleja.
Es la hora del liderazgo, precisamente ahora, cuando el futuro se presenta más incierto de lo que jamás lo ha sido. La evolución social y política, los cambio migratorios y médicos, la velocidad incalculable del cambio precisa liderazgos. El Estado se ha debilitado , hoy no es responsable de las crisis para los políticos, ni el garante de las soluciones para los ciudadanos. El papel del Estado en el futuro está en entredicho. El reto es a la par apasionante y abstracto. Quizás puesto que en nuestro país jamás ha existido una auténtica sociedad civil organizada, portavoz de sus ideas y responsable con el futuro del que se siente eminentemente constructora. El Estado ha dejado de ser un fin, para convertirse en un medio: ése es el mensaje de la verdadera política.
El verdadero reto es administrar lo inminente, aquello que todavía no ha llegado, en definitiva, liderar el futuro: no puede ser otro el espacio preeminente de la política que ya está aquí. El Estado es un verdadero posibilitador del futuro, o condicionante. Tal es la trascendencia del reto al que nos enfrentamos. Invertimos o simplemente gastamos. Ante nosotros se abre un horizonte incierto, sólo las grandes ideas capaces de articular liderazgos los harán distinguir entre la diatriba de aquel que grita “avanzad!!”, para acabar acompañando a aquel que sugiere “seguidme!!”. Ya lo decía Machado “ de diez cabezas nueve embisten y una piensa. Nunca extrañeis que un bruto se descuerne luchando por la idea” al fin y al cabo, las ideas no duran mucho si no hacemos algo con ellas.