lunes, 20 de septiembre de 2010

NI MARX, NI JESÚS


Permítanme trivializar con el famoso ensayo de Revel, no pretende ser éste un alegato apolillado, ni tan siquiera un panfleto, veamos.
Han caído todos los muros para la izquierda. Ideologizada para crear un hombre nuevo que nunca llegó, se ha dejado por el camino el trabajo, la coherencia y el discurso. El enroque de la izquierda ya no se soporta más, a la falacia de una sociedad igualitaria se le han caído los pantalones, y han quedado las vergüenzas al descubierto.
Los que se apropiaron de la palabra libertad, los que esgrimieron el progresismo como prefacio de la bienaventuranza y construyeron un muro inexpugnable entorno al concepto social están sencillamente deslegitimados.
El socialismo ha pasado a enarbolar la proclama cristiana de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, al “te ganarás el pan, con el sudor de el de enfrente”. De defender el avance social de los trabajadores, a imponer la supremacía de los derechos históricos y de las lenguas, por encima de los derechos individuales. Es el PP el que defiende la unidad de Caja y del Sistema Público de Seguridad Social. Si el progresismo es aquel modelo que posibilita que un mayor número de personas alcancen más efectivas cotas de libertad y prosperidad, el modelo no es el de la izquierda, sino el que defiende el Partido Popular. La izquierda ha provocado un insoportable sufrimiento en nombre de hermosos ideales. Ha abrazado al nacionalismo como socio y ha hecho de la sensatez una excepción y de la normalidad democrática, un desafío contra cualquier región “milenaria”.
En definitiva, frente a éste cúmulo de despropósitos es preciso desdibujar la falacia de la izquierda. Portadora de una manera de gobernar en el concubinato, con la mediocridad como proclama y la miseria en el resultado.
Es necesario contraponer al ideal cerrado de las ideologías, los principios y valores de la democracia liberal. A la mediocridad, ejemplaridad. A la desidia, esfuerzo y sacrificio. Ya decía el poeta que podían cortar algunas flores, pero jamás detener la primavera.

martes, 14 de septiembre de 2010

ESTUDIAS O TRABAJAS????

Atrás ha quedado la frase que ha hecho posible millones de historias de amor, deslices y amistades en éste país:¿ Estudias o trabajas?. Desde hoy, avivar el seso es lo que se impone en la árdua tarea de romper el hielo e iniciar una conversación que llegue a buen puerto. Por que ése estudias o trabajas ha muerto Y es que el socialismo es así: ni estudias ni trabajas.

Los últimos datos del informe de la OCDE para España, en lo que a la juventud se refieren son escalofriantes, más de 19,4% de los jóvenes entre 20 y 24 años en España está en paro y no estudia, son los denominados ni-ni, a los que hay que añadir más de un 45% de tasa de desempleo en Baleares. En una década hemos pasado de los jóvenes aunque sobradamente preparados JASP, a los Ni-Ni. En un suspiro la generación que nació en democracia y comenzó a caminar, en libertad, de la mano de la Constitución ha visto truncadas miles de esperanzas y anhelos. España lidera la tasa de desempleo juvenil, doblándola, de la Unión Europea.

De forma paralela, el informe constata que el esfuerzo que los jóvenes titulados superiores españoles deben realizar para encontrar un empleo en el rango de sus estudios es justo el doble de la media de la Unión. Al parecer, trabajan por debajo de sus posibilidades. Éste es el triste escenario que nos deja el periodo 2000-2008.

La educación se ha infravalorado, se ha despreciado el mérito y el esfuerzo de los mejores, para la adecuada progresión del joven, con el capital de sus conocimientos como herramienta que le convierten en individuo libre e independiente. No se ha tenido el valor de encauzar un problema, simplemente se ha subsidiado. Es un ejemplo vivo de socialismo, nunca se había dispuesto de un presupuesto tan cuantioso y jamás se había despilfarrado mejor.

Es necesario premiar el talento, aupar a los emprendedores, motivar a los que desfallecen y restituir el mérito del trabajo, de la emancipación, la independencia como sustento de un proyecto vital inherente a cada persona. Debemos ser capaces de posibilitar aquel sueño que haga que cada joven pueda progresar sin más limitaciones que las que le ha impuesto su talento.

Nos rebelamos a ver a miles de jóvenes excluidos, sentados al borde del camino de su historia. Y es que nadie en estos años ha llamado a los jóvenes para un propósito ejemplar, ni los ha convocado para nada. Y si ninguno lo ha hecho, es lícito que alguien lo haga. Yo propongo que desde hoy lo hagamos nosotros, los que no se resignan, inasequibles al desaliento.



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