jueves, 23 de junio de 2011

QUE VIENE EL LOBO


Dicen que las democracias modernas son un verdadero estado de opinión. Los políticos gobiernan no en función de éste o aquel proyecto plasmado en su programa, sino de las opiniones generalizadas, que se convierten en dogmas, en opiniones, opinión pública.

La razón nos dice que votaremos a aquel que más se aproxime no sólo a nuestra visión del mundo y la vida, a nuestro principios y valores, sino también al que decide adoptar ésta o aquella decisión. Lo anterior supone, evidentemente, la política aplicada al ideal de interés público. Lo demás es aliarse, ceder programa, diluir promesas y esperar para domar al ciudadano, como en el circo. Miles de promesas pactadas en un contrato social con el ciudadano y, basta un pacto para que ardan en la hoguera.

Es entonces cuando no existe certidumbre en la acción, sólo se piensa en “mañana” y el futuro no existe. El primer experimento del Pacto de Izquierdas de Baleares fue un ensayo, éstos cuatro años, la constatación de la ineficacia social que tales pactos suponen para los votantes. Es todo en plan Bruce Lee, “be water my friend” (sé agua amigo). Eso es, los pactos son como el agua, fluyen para adaptarse a cualquier situación y caben en cualquier envase, de derecha a izquierda. Y, cuando llega la hora del balance, de exigir responsabilidades, vuelve el agua a ser un cauce en el que los Partidos pactantes se diluyen y, así, sus miserias y desaciertos.

Éstas elecciones serán muy importantes, por muchos motivos. El verdadero adversario de la desidia y abulia social no es la izquierda, es el paro. Es obvio que es necesario un cambio político en Baleares. Cambiar para mejorar, regenerarse para responder a los retos que nos acechan y para ganar el futuro. Caben dos opciones: los pactos, o la certidumbre.


Y últimamente las encuestas las carga el diablo. Ya lo sabía Sun Tzu hace más de dos mil quinientos años cuando plasmaba en su “arte de la guerra” que “ las batallas se ganan antes de ser libradas”. Eso hace el CIS y los medios afines a la izquierda, tratar de movilizar un electorado hastiado y desengañado que comprende que 144.100 parados, y cuatro años de infamias se combaten con el azuzamiento de que viene el lobo de la derecha. Yo, como Winston Churchill, sólo creo en las encuestas que manipulo yo mismo.

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